Gobernanza territorial autónoma en el Altiplano boliviano

Imaginen una estepa árida a 3800 metros de altitud. Llamas que levantan la cabeza entre los escasos pastos. Una manada de vicuñas bailando en la arena. Un campo de quinua desafiando la sequía. Un sol que quema la piel. Un viento que pica los ojos. Un frío nocturno que cala hasta los huesos…

… pero imagina también gente sonriente, autoridades comunitarias comprometidas con la autodeterminación, mujeres emprendedoras… ¡Bienvenido! Estás en el Altiplano sur de Bolivia, más concretamente en Salinas, a un paso del salar de Uyuni.

Ver una gobernanza territorial autónoma…

En Bolivia, la nueva Constitución otorga a los habitantes de un municipio la oportunidad de convertirlo, mediante referéndum local, en una «Autonomía Indígena Originaria Campesina» (AIOC), que consiste en (re)dar a los ciudadanos un modo de decisión, participación y control de su territorio más acorde con las costumbres locales. Este es el camino que han tomado los habitantes de Salinas, que en 2018 se convirtió en uno de los cuatro municipios convertidos. A la cabeza ya no está un alcalde, sino un Qolqi Qamachi, que proviene de forma rotatoria de los nueve sectores geográficos (UTD) de Salinas. «La forma de gobernar de nuestros antepasados era correcta y estructurada, queremos devolver el poder a nuestras autoridades originales», señala Emilio Aguilar, miembro de la comisión constituyente de la AIOC.

Nuestro socio local APROSAR (Asociación de Promotores de Salud Rural), a través del proyecto que apoyamos, ha desempeñado un papel importante en el proceso. Con sus acciones piloto y su defensa de una gestión territorial que parte de las aspiraciones de las comunidades. Acompañando a los actores locales durante el proceso de conversión a la AIOC, en particular en la elaboración de los nuevos estatutos de Salinas, con especial atención a la inclusión de la equidad de género en la gobernanza y a los derechos y la autonomía de las mujeres. El acompañamiento continúa durante los primeros años de funcionamiento de la nueva estructura: apoyo y asesoramiento para la creación de los estatutos y normas de las UTD, puesta en marcha del Plan de Gestión Territorial Comunitaria (PGTC), etc.

… y hacia la autonomía de las mujeres

El proyecto también apoya la formación de mujeres líderes comunitarias, con el fin de dotarlas de herramientas para el ejercicio de sus funciones en la AIOC o en las UTD. Al principio tuve que hacer frente a muchos obstáculos, recuerda Sara Poma Huarachi, primera mujer elegida Qolqi Kamachi. No tenía ninguna experiencia en la gestión de la AIOC, la situación me superaba, mi marido fue objeto de comentarios muy duros. Pero seguí adelante. Contraté a profesionales que me acompañaron en mi gestión y eso me permitió avanzar. Podemos hacer crecer nuestras comunidades, podemos ser mujeres líderes y emprendedoras, pero necesitamos el compromiso de todos.

También apoyamos iniciativas económicas relacionadas con la pequeña empresa rural a través de grupos de mujeres. Como organización de mujeres Bartolina Sisa de Salinas, explica Florinda Gonzales, nuestra iniciativa se centra en la transformación de la quinua. Hemos comenzado a elaborar copos de quinua con frutas deshidratadas, con el fin de fortalecer económica , las mujeres y sus familias, mejorando su calidad de vida, y dar a nuestras mujeres líderes los medios para ser económicamente autónomas.

Estos procesos, que son muy instructivos y comprometedores para las organizaciones de la sociedad civil, no están exentos de obstáculos, sobre todo teniendo en cuenta el crítico contexto económico y político que vive Bolivia en la actualidad, como la lentitud administrativa, la inadecuación de las normas nacionales —que siguen siendo «convencionales» con respecto a las AIOC, riesgo de disminución de la adhesión al proceso si se repiten los mismos errores que el sistema convencional (erosión progresiva del nivel de participación, conflictos de intereses o incluso corrupción, etc.). Son tantos los retos que nuestro proyecto intentará acompañar hasta 2026.

SAMA: afrontar el reto del agua para la agricultura

De 2021 a 2024, este proyecto ha llevado a cabo acciones de gestión del agua y acceso a los mercados locales, y ha analizado el papel de estas acciones en la transición agroecológica, mediante un enfoque de investigación-acción participativa (RAP). El trabajo se llevó a cabo con familias campesinas de Aija, en los áridos Andes del noroeste del país (Ancash, a entre 3000 y 4000 metros de altitud).

El proyecto ha permitido confirmar que la escasez de agua es el principal factor limitante de la producción agroecológica, agravado por el cambio climático. Su escasez reduce los excedentes comercializables y limita el desarrollo de la agroecología. Esto confiere al agua una prioridad transformadora tanto a nivel productivo como social. La gestión de los recursos hídricos puede considerarse el eje central de la transición agroecológica en los Andes occidentales del Perú.  Lo esencial es el agua para los seres humanos, los animales y la agricultura, cuenta Pedro Ávila (productor de Aija). Los jóvenes se marchan porque no hay agua, se van en busca de una vida mejor en otros lugares. Si hubiera más agua aquí, se podrían producir muchas cosas, se plantaría durante todo el año y se abrirían mercados.

¿Sembrar agua?

Así, la acción estrella del proyecto ha sido «sembrar y cosechar» agua: protección de marismas y lagunas de altura, reforestación, recuperación de antiguos acequios, incluso prehispánicos, etc. Se eligió a agricultores e investigadoras (AI) entre sus pares, quienes asumieron el liderazgo de las acciones y la medición de sus efectos, en colaboración con los técnicos del proyecto y los estudiantes de la universidad local. Se ha establecido un seguimiento hidrológico que incluye, por ejemplo, mediciones mensuales del caudal de agua e e aguas abajo de las medidas de protección, a nivel de las fuentes (resurgimientos) y de los arroyos, lo que proporciona datos para la toma de decisiones.

A pesar del corto periodo de implementación, ya se observan las primeras mejoras en los caudales monitorizados y en la vegetación natural. Antes casi no teníamos agua, precisan un grupo de agricultoras-investigadoras durante un grupo de discusión; no teníamos lagunas en la cabecera de la cuenca, las aguas pluviales iban directamente hacia la costa. Ahora hemos construido embalses. Este año ya tenemos más agua y el año que viene será mejor».

Investigación-acción y agricultores-investigadores: una cosecha también social

A nivel social, el aprendizaje comunitario va por buen camino. El enfoque RAP, el aprendizaje entre pares y el coaprendizaje entre comunidades y universidades han demostrado su utilidad como procesos de gestión inclusiva del conocimiento y para fomentar la confianza y facilitar la reproducción de prácticas. Además, permite acercar la enseñanza superior a las realidades rurales concretas. Varios IA han reforzado su papel de líderes, su autoestima y el reconocimiento de sus pares. Las palabras del IA Gumercindo Rondán lo ilustran: «Soy investigador, también soy inventor. Vengan a mi casa, quiero compartir con ustedes lo que sé». Sin embargo, la concienciación y la acción colectiva siguen siendo un reto. Varían de una comunidad a otra, dependiendo del tipo de liderazgo, de los posibles conflictos y de los diversos intereses, etc.

Más allá de otros importantes retos estructurales (el éxodo rural, la problemática minera, las políticas nacionales, etc.), SAMA ofrece perspectivas interesantes. En el momento de redactar este artículo, estamos planteando una nueva acción estratégica relacionada con la rehabilitación de lagunas prehispánicas de altura.

La unión hace la fuerza: la comunidad de Racratumanca logra recuperar la represa de Wetacocha

La recuperación de infraestructuras prehispánicas para su uso en la actualidad es un enfoque cada vez más reconocido para enfrentar los retos del cambio climático, como la escasez de agua en los Andes. Investigadores como Kevin Lane y sus colegas han documentado la forma en la que los sistemas construidos por las sociedades preincaicas y andinas tempranas no solo representaban un ingenio técnico extraordinario, sino que, al ser restaurados y reactivados hoy, aportan múltiples beneficios: incrementan la disponibilidad de agua para la agricultura, fortalecen la memoria histórica de los pueblos y contribuyen a conservar un patrimonio cultural de enorme valor. En este marco, la comunidad campesina de Racratumanca, en la Cordillera Negra de Áncash, acaba de protagonizar una experiencia ejemplar al recuperar colectivamente la represa de Wetacocha.

Racratumanca se ubica en el distrito de Pamparomás, provincia de Huaylas, en la Cordillera Negra. Se trata de un territorio en el que el agua escasea cada vez más debido a la variabilidad climática, la disminución de las fuentes y la presión sobre los ecosistemas altoandinos. En este contexto, las comunidades enfrentan la necesidad de innovar, pero también de mirar hacia atrás para recuperar prácticas ancestrales que en su tiempo aseguraron la disponibilidad de agua y la resiliencia de los sistemas agrícolas. La represa de Wetacocha es un ejemplo vivo de ello.

El taller y la recuperación de la represa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La experiencia inició con un taller participativo en el que la comunidad, junto con el equipo de arqueólogos, especialistas y representantes de organizaciones aliadas, exploró las memorias locales y las evidencias materiales del sistema hidráulico recuperado. A través de cartografía participativa, los comuneros identificaron los espacios, rutas y dinámicas del uso del agua, así como sus recursos y acciones del día a día en sus territorios. Este ejercicio no solo permitió un diagnóstico compartido, sino que también revitalizó el orgullo y la pertenencia hacia un legado que había quedado en el olvido.

Se relató que una vez tomada la decisión de recuperar la represa, la comunidad se organizó de manera ejemplar para llevar adelante la obra. Durante poco menos de 20 días, hombres y mujeres de Racratumanda trabajaron intensamente en la recuperación de la represa de Wetacocha. Las labores no fueron fáciles: los comuneros tuvieron que acampar al lado de la laguna, soportando el intenso frío de la puna, y enfrentarse a duras jornadas de trabajo. Uno de los retos más significativos fue el traslado y la colocación de la geomembrana, un material indispensable para prevenir la filtración del agua de la represa y cuya manipulación requería mucha fuerza y coordinación.

Mientras un grupo se dedicaba a la instalación, otro se encargaba de preparar los alimentos. La cocina comunal se convirtió en un espacio de encuentro y de ánimo. Este trabajo que nos recuerda a la minka permitió que, progresivamente, la represa recuperara su funcionalidad y el paisaje mismo comenzara a mostrar signos de revitalización.

La restauración de Wetacocha no es solo una obra material: es también un renacer simbólico y ecológico. La represa ha permitido que la laguna recupere niveles de agua significativos, reduciendo la degradación ambiental y controlando la proliferación de totora, que había avanzado en los últimos años debido al descenso de caudales. Hoy, los comuneros observan con esperanza cómo el espejo de agua vuelve a reflejar vida, sabiendo que ello se traducirá en más disponibilidad para sus chacras, pastos y animales.

La inauguración: encuentro de saberes y compromisos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El día de la inauguración, Racratumanca se convirtió en un punto de encuentro para diversas organizaciones y comunidades interesadas en estas experiencias de recuperación. Además de Eclosio, asistieron representantes de Diaconía, agricultores de Cajamarquilla y La Merced, así como miembros del Instituto de Montaña, la Asociación Cusichaca y un representante de Nor Yauyos, comunidad en la sierra de Lima.

Las intervenciones fueron un espacio de reflexión y aprendizaje. Los agricultores visitantes compartieron críticas positivas sobre el trabajo realizado, destacando el esfuerzo comunitario y la importancia de la represa para asegurar el agua. No obstante, también expresaron inquietudes sobre el futuro: ¿cómo se garantizará el mantenimiento de la infraestructura? ¿qué mecanismos se establecerán para que el comité de agua pueda sostener la represa a lo largo de los años? Estas preguntas evidencian que el éxito inicial debe complementarse con una gestión a largo plazo que asegure la durabilidad de los beneficios.

Igualmente, uno de los aspectos más relevantes de la experiencia fue el trabajo de los arqueólogos y especialistas, quienes no solo brindaron acompañamiento técnico, sino que también ayudaron a reconstruir las dinámicas históricas de la comunidad a través de metodologías participativas. Este enfoque demostró que recuperar una represa no es simplemente levantar muros o instalar materiales modernos, sino también reactivar un conocimiento ancestral y poner en valor las prácticas que permitieron a los pueblos andinos convivir en armonía con sus ecosistemas durante siglos.

La unión que hace la fuerza

La historia de Wetacocha muestra que cuando la comunidad se organiza y trabaja en unidad, los resultados son extraordinarios. El esfuerzo de los hombres y mujeres de Racratumanca, sumado al apoyo de instituciones comprometidas con el desarrollo sostenible y la revalorización del patrimonio, ha permitido devolver la vida a una infraestructura importante.

Más allá de los beneficios inmediatos en términos de agua y producción agrícola, la recuperación de la represa refuerza la autoestima colectiva y deja un mensaje poderoso: frente a los desafíos del cambio climático y la crisis hídrica, la unión de la comunidad y el diálogo entre saberes antiguos y contemporáneos son la clave para construir resiliencia. La represa de Wetacocha es un símbolo de que los Andes guardan respuestas en su memoria y que, con organización y esfuerzo, esas respuestas pueden volver a fluir como el agua que vuelve a llenar la laguna.

Resiliencia comunitaria y gestión del agua en los Andes peruanos

Estudio de las dinámicas internas de los comités de regantes en un contexto de doble vulnerabilidad en La Merced, Aija, Perú. Realizado por Manon Renuart, estudiante de ULB, en el marco de una practicas con Eclosio Zona Andina y el proyecto SAMA.

«Esta tesis ha tenido un profundo impacto en mi carrera, mucho más allá del ámbito académico. La prolongada inmersión en La Merced, seguida de un proceso de análisis y redacción igualmente exigente, fue un viaje intenso, a veces duro, pero sobre todo inmensamente formativo. Aprendí mucho sobre las realidades locales, sobre la profesión de investigador y sobre mí mismo.»

Como parte de su máster en Ciencias de la Población y el Desarrollo, supervisado por el profesor David Berliner (ULB, LAMC)

Manifiesto por la agricultura familiar y los sistemas alimentarios del Perú

El Perú por la singularidad de su variada y compleja ecogeografía posee el privilegio de ser un país megadiverso a nivel mundial. Mas pese a su vasta riqueza en recursos naturales, diversidad de ecosistemas, territorios y paisajes, de especies y recursos genéticos, así como de la existencia de 55 pueblos indígenas, sus culturas y valiosos conocimientos tradicionales; lejos de ser una gran oportunidad para lograr su ansiado crecimiento económico y desarrollo, “la promesa de la vida peruana” como ensayó el historiador Jorge Basadre. Luego de más de 200 años como república independiente, esto no ha sido así. Y es que persisten políticas disfuncionales y discontinuas que en la realidad concreta no valoran el legado histórico y la importancia estratégica de la agricultura familiar peruana para la sostenibilidad de los sistemas alimentarios y como una fuente importante de empleo rural.

Nos encontramos en el Decenio de Las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar (2019-2028)[1], proclamado como una excepcional oportunidad para que los países la aborden desde una perspectiva integral, con el fin de lograr transformaciones significativas en los sistemas alimentarios actuales que contribuyan a la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. De allí el gran desafío para el Perú de reflexionar sobre las políticas públicas que promueve en pro de la agricultura familiar -y su vínculo estrecho con la agroecología- como su leitmotiv para la seguridad y soberanía alimentaria de los pueblos.

Se estima que la agricultura familiar provee a nivel mundial el 70% de los alimentos y es la base de la seguridad alimentaria de la población. En el Perú, la agricultura familiar representa el 97% del total de 2.2 millones de unidades agropecuarias que proveen el 57% de la alimentación nacional. Y más del 83% de los trabajadores agrícolas realizan agricultura familiar y es la base de la seguridad alimentaria de la población nacional.[2] Acorde con lo que refiere el plan de acción mundial para la agricultura familiar de la ONU 2019-2028, “Hoy la agricultura se halla en una encrucijada. Se enfrenta a una presión cada vez mayor por proporcionar alimentos suficientes, asequibles y nutritivos a una población en crecimiento, así como por lidiar con el cambio climático y la degradación de los recursos naturales, en particular la escasez de agua, el agotamiento del suelo y la pérdida de biodiversidad (…). Los agricultores familiares han demostrado su capacidad de diseñar nuevas estrategias y dar respuestas innovadoras a los retos emergentes de índole social, ambiental y económica. No solo producen alimentos. Cumplen simultáneamente funciones ambientales, sociales y culturales, y son guardianes de la biodiversidad al preservar el paisaje y conservar el patrimonio comunitario y cultural. Por añadidura, poseen conocimientos para producir alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, en el marco de las tradiciones autóctonas.”

En tiempos tan cambiantes e inciertos ante las varias crisis que hoy vivimos, contra todo sentido común, para cierta corriente tecnocrática del sector público -incluso del privado- puede ser idealista o desfasado sostener la importancia estratégica que tiene la agricultura familiar para la seguridad alimentaria y nutricional. Porque para algunos grupos de interés la agricultura es sólo un negocio para intercambiar productos con el mercado, una agricultura contractual como la agricultura convencional que encima lo crematístico sobre otros valores y principios fundamentales. En tanto el Ejecutivo y el Congreso sólo parecen abocados en políticas y subsidios para el sector agroexportador y agroindustrial de la costa. Así, se sigue malgastando la oportunidad de impulsar una reforma profunda por un modelo agrario que revalorice la agricultura familiar, la agroecología y los sistemas alimentarios con el derecho de la población a alimentarse y a vivir sin discriminación en un ambiente sano.

Las políticas y normas relativas al fomento y desarrollo de la agricultura familiar y la agroecología existen, pero más en el papel y el discurso que en la acción concreta de la clase política y los gobiernos, ya que no se cuenta con los instrumentos y recursos necesarios ni existe voluntad política y continuidad para aplicarlas. Se tiene la Política Nacional Agraria (DS 002-2016-MIDAGRI), la Estrategia Nacional de la Agricultura Familiar (DS 009-2015-MIDAGRI), la Ley de Promoción y Desarrollo de la Agricultura Familiar (Ley N° 30355-2015), Ley de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Ley N° 31315-2021),  Ley de Servicios Ecosistémicos (Ley Nº 30215-2014), el Plan Nacional de Agricultura Ecológica-PLANAE 2021-2030 y programas AgroRural o Haku Wiñay del MIDIS, entre otros, que evidencian avances parciales y cuyos entes operan desarticulados con pocos recursos y sin un marco de integración intersectorial, multisectorial. Por ello urgen cambios positivos para revertir la situación actual del Perú que, según FAO 2024, tiene la mayor prevalencia de inseguridad alimentaria en América del Sur: es decir, 51.7% de peruanos que enfrenta inseguridad alimentaria moderada o severa (cerca de 17.6 millones de habitantes)[3]. Y según el INEI-ENDES 2023, 43.1% de niños y niñas de 6 a 35 meses sufre de anemia en Perú, limitando su desarrollo físico y cognitivo.

En Perú y en varios países del mundo la agricultura familiar parece seguir rumbo a un punto de inflexión, pues ante el imperativo económico y comercial de seguir el modelo convencional de modernización agraria e industrialización corporativa, a la par de sus impactos ambientales y la degradación de ecosistemas, se corre el riesgo de afectar más recursos de biodiversidad y sistemas tradicionales alimentarios, así como saberes y prácticas empáticas de culturas y pueblos originarios con el ambiente, como su capacidad de resiliencia y adaptación frente a factores adversos del entorno. Por eso proclamamos que la agricultura familiar y la agroecología es lo más cercano al paradigma de los sistemas alimentarios sostenibles.

[1] https://openknowledge.fao.org/server/api/core/bitstreams/1f6d3ffe-6cb4-4cc0-9462-a60efcdfe584/content
[2] https://www.gob.pe/institucion/midagri/campa%C3%B1as/583-decenio-de-la-agricultura-familiar-2019-2028
[3] https://www.infobae.com/peru/2024/08/06/peru-es-el-pais-con-mayor-inseguridad-alimentaria-en-america-del-sur-afectando-al-517-de-la-poblacion-segun-fao/

Medimos juntos el agua (Yakutam Tupuntsik) – Pautas para el monitoreo hidrológico comunitario

Debido a los efectos del cambio climático y a ciertas condiciones geográficas limitantes, la Cordillera Negra enfrenta hoy mayores problemas de escasez de agua que se agudizan en determinadas épocas del año, afectando los medios de vida de la población local. La disminución y frecuencia de las lluvias reduce la recarga hídrica y la escorrentía superficial y subsuperficial en los ríos, tributarios y acuíferos. A lo que se suma la gestión deficiente y desigual del agua por diferentes usuarios (para consumo humano, para actividad agropecuaria, para actividades extractivas), afectando negativamente a los ecosistemas, ambiente, recursos de biodiversidad y en especial a las familias campesinas y comunidades que viven de la agricultura familiar y ganadería extensiva, generando una mayor presión de uso del recurso y el incremento de conflictos sociales y ambientales.

Acciones como la “siembra y cosecha de agua”, promovida e implementada con agricultores familiares y usuarios de comités de riego en el marco del proyecto SAMA, es una respuesta de acción colectiva de adaptación a estas condiciones críticas de escasez de agua en la cuenca. Por eso es muy importante el Monitoreo Hidrológico Comunitario [MHC] que sirve para medir los caudales de agua en puntos estratégicos de sus afluentes. Esto nos permitirá estimar la cantidad de agua que circula en diferentes partes de la cuenca y construir una base de datos para analizar, dialogar y tomar decisiones sobre el manejo integral del agua entre los diversos usuarios y sus autoridades locales.

Esta publicación es el resultado del trabajo realizado con las y los agricultores investigadores y las lecciones aprendidas del proyecto SAMA sobre el monitoreo de caudales, ofreciendo una metodología accesible para las y los interesados en realizar estas estimaciones, proporcionándoles herramientas prácticas al respecto. La implementación del monitoreo hidrológico no solo contribuirá a una mejor gestión del agua, sino que también facilitará el diálogo y la cooperación entre los distintos usuarios (hombres y mujeres) y actores locales involucrados con su gestión.

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Investigamos y actuamos juntos – Guía de Investigación Acción Participativa (IAP) para agricultoras y agricultores

La agricultura familiar se sostiene por las y los agricultores, quienes trabajan día a día para producir los alimentos que terminarán en las mesas de miles y miles de familias en sus comunidades y en las ciudades. Su trabajo también permite preservar los saberes sobre varios temas, por ejemplo, selección de semillas nativas, preparación de bioinsecticidas caseros para control de plagas y enfermedades, elaboración de abonos orgánicos o bioles, etc. de sus comunidades, conocimientos que se van perdiendo con el paso del tiempo.

Una de las formas de conservar los saberes y de compartirlos es a través de la Investigación Acción Participativa (IAP). Este enfoque nos da la oportunidad de revalorar el rol protagónico de agricultoras y agricultores para investigar, organizar, registrar y difundir los saberes en sus comunidades y con otros actores como las universidades, institutos técnicos, gobierno local y organizaciones de la sociedad civil. Los conocimientos del campo son tan importantes como los conocimientos que provienen de las aulas, en especial cuando se trata de resolver problemas de nuestra comunidad, como la escasez de agua, la erosión de suelos, el cambio climático, etc.

Esta guía es producto de la sistematización de la experiencia del proyecto SAMA que se basó en un enfoque IAP para comprender la producción agroecológica y los problemas relacionados con el agua y los mercados para los agricultores y agricultoras, desarrollando con ellos varias estrategias que hemos aprendido y que ahora compartimos. Se trata de orientar cómo podemos investigar y buscar soluciones conjuntas desde la propia mirada y experiencia del agricultor en su comunidad.

A través de esta publicación queremos reconocer el trabajo conjunto de agricultores investigadores, comunidades, organizaciones locales y aliados que creen en la importancia de fortalecer los saberes del campo. Asimismo, agradecemos el valioso apoyo de la Cooperación Belga al Desarrollo (DGD) y del programa Colaboración Global para Sistemas Alimentarios Resilientes de la Fundación McKnight, cuyas contribuciones han hecho posible este esfuerzo colectivo.

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Bélgica: Taller estratégico anual de Eclosio y aliados

En torno a la compleja evolución y desafíos del contexto global, Eclosio en sinergia con ULB-Cooperación, integrante de U4C, realizaron un taller estratégico interinstitucional, del 21 de setiembre al 1 de octubre del presente año, en Louvain-la-Neuve, con la participación de integrantes del equipo Zona Andina (Perú y Bolivia) juntamente con los-las colegas de África, Bélgica de Eclosio y de ULB-Cooperación.

Este evento ha sido parte de un esfuerzo de colaboración interinstitucional para animar un proceso de reflexión común y de seguimiento a la buena marcha y los compromisos en la implementación de los programas y proyectos en curso en las diferentes regiones, así como en la co-construcción de nuevos retos futuros.

Fue un taller clave para el intercambio de información relevante sobre las diversas experiencias e impactos de los programas, proyectos y procesos generados con las poblaciones metas, organizaciones sociales y actores aliados en diferentes países y regiones. Para ello se realizó intensas jornadas de trabajo cada día, a través de exposiciones y trabajo de grupos-talleres y otras dinámicas participativas sobre análisis de contexto, enfoques temáticos como One Health (“Una sola Salud”), transición agroecológica y sistemas alimentarios, medioambiente, gestión inclusiva de saberes, género, modelos de gestión económico social, finanzas, organigramas institucionales, incidencia y estrategias de comunicación y otros temas.

Asimismo, durante los días 2 y 3 de noviembre, también se organizó encuentros iniciales con profesores de las universidades de Bruselas y de Lieja para conocerlos y promover el diálogo abierto con los especialistas de Eclosio y ULB-Cooperación en la perspectiva de forjar contactos y colaboraciones futuras en áreas de investigación interdisciplinar y de proyectos de interés común.

Mi experiencia de prácticas en Eclosio, en el marco del proyecto Sistemas Alimentarios, Agua y Mercados (SAMA)

Mi nombre es Anie Moras, egresada de la carrera de Ingeniería en Gestión Empresarial de la UNALM quien llevó sus practicas pre profesionales en la ONG belga ECLOSIO. A continuación, describiré mi experiencia como practicante en el componente mercados en el proyecto Sistema Alimentarios, Agua y Mercados.

El proyecto SAMA desarrollado desde el 2021 en los distritos de La Merced y comunidades periféricas dentro de la provincia de Aija, departamento de Ancash; en el flanco occidental de la Cordillera Negra. Es una zona altoandina, ambos distritos (La Merced y Aija) se encuentran por encima de los 3000 msnm y presentan un clima clasificado entre frío y frígido. Como parte de la pregunta de investigación del proyecto era: ¿Cómo la gestión del agua y el fortalecimiento de los mercados en los sistemas alimentarios contribuye al escalamiento de la agroecología?

Durante mis practicas me involucré en los encuentros participativos donde la comunidad interesada en el mundo agroecológico compartió su experiencia (el público se contemplaba entre alumnos universitarios, agricultores investigadores, docentes, especialistas, funcionarios locales e investigadores). Los encuentros permitieron identificar las necesidades o dificultades que atravesaban los agricultores interesados en la agroecologia, la diversidad de perspectiva invitaba a la reflexión de todos los participantes (como los canales de comercialización existentes, técnicas que permitían la captación del agua, requisitos para poder acceder a financiamientos), el empoderamiento de los agricultores investigadores (tanto de componente agua y mercados eran invitados a compartir sus experiencias y resultados con el público). Asimismo, la formación de soluciones como resiliencia frente a algunas dificultades (formación de asociaciones, pasantías para motivar a la comunidad).

Además, como parte de mis actividades dentro del proyecto formulé un proyecto de tesis titulada “Desarrollo de los canales de comercialización de huevos de gallinas felices en mercados agroecológicos en la provincia Huaraz -Ancash” donde mi objetivo era identificar las características fundamentales y analizar las complejidades de los procesos de comercialización, a través del estudio de caso del emprendimiento de Liz Arévalo (Granja Turmanyé de gallinas felices), una joven del centro poblado de Quihuán, que podría dar algunas luces sobre aspectos claves de un emprendimiento rural liderado por una joven.

Por lo tanto, para desarrollar el proyecto de tesis me mudé a la zona y conviví con los agricultores investigadores. Esto me permitió formar un clima de confianza e hizo posible realizar las entrevistas a profundidad o ser partícipe de los talleres con mayor comodidad.

Algunos de los resultados que se obtuvo fueron: las redes sociales han servido como plataforma de visibilización y generar mayor confiabilidad de los productos que ofrece, ser un aliado para la elaboración de loncheras saludables y cuenta con un nicho de mercado muy especializado que valora la calidad sobre el precio.

Como parte complementaria también pude contribuir en el área creativa (diseño para merchandising) que sirvió de apoyo en el I Encuentro de Investigación Acción Participativa “Construyendo saberes juntos desde el campo y la universidad” en la UNASAM.  Esto fortaleció mi habilidad comunicativa a través de las piezas visuales.

Asimismo, acompañe al equipo organizador en Sistema de Garantía Participativo-Ancash 2023 y el Encuentro de Jóvenes en Huaraz 2024. En este ultimo los jóvenes entendieron todo lo que conlleva a emprender agroecológicamente y la permanencia de seguir produciendo agroecológicamente es porque son motivados por un bien común y requiere de mucha fuerza de voluntad. Por lo que pude apreciar que considerar referentes al inicio de la vida de los jóvenes influyen notablemente en el desarrollo de estrategias de resiliencia y el aprendizaje de la toma de liderazgo como menciona Huaman, Herrera, Garcia, Azañedo, Mendoza y Perez en su artículo titulado “Liderazgos juveniles rurales: territorios, trayectorias de vida y participación juvenil.

Esta experiencia ha fortalecido mi perspectiva sobre la agroecología en territorios andinos, la contribución de las y los agricultores a los sistemas alimentarios y la problemática del recambio intergeneracional que enfrentan. Y me ayudó a comprender que necesitamos de acciones que promuevan la presencia de jóvenes en la zona que tomen la posta en el campo.

Para finalizar, hago una invitación a la comunidad interesada en una agricultura sostenible a que participe de estos espacios, con la finalidad de continuar compartiendo conocimientos en este enfoque de producción agrícola, pero al mismo tiempo que sea un punto de partida a la reflexión para la toma de acciones que contribuyan al desarrollo sostenible toda la comunidad.

Pasado del agua en el futuro: Conversando con Kevin Lane

Uno de los recursos más preciados el día de hoy es el agua, no solo porque representa un alto porcentaje del requerimiento diario para mantener la salud de los individuos, sino porque es vital para asegurar la producción de alimentos en la práctica agrícola. No obstante, los últimos años la disponibilidad de agua se ha ido reduciendo, causando el llamado estrés hídrico global, impulsado por el cambio climático y el deshielo de glaciares, lo que está afectando la cantidad y calidad del agua disponible. Según la FAO, entre 2015 y 2020, el estrés hídrico mundial aumentó de 18,06 % a 18,23 %, con grandes disparidades regionales. Para 2050, la población expuesta al estrés hídrico podría duplicarse, afectando a mil millones más de personas, lo que generaría conflictos y riesgos para la seguridad hídrica.

En regiones montañosas como los Andes y Asia central, los glaciares han perdido gran parte de su volumen, alterando los sistemas hidrológicos y aumentando el riesgo de inundaciones. A futuro, la disminución de estos recursos intensificará las sequías, afectando el consumo, la agricultura y la energía. Esto subraya la urgencia de adoptar estrategias innovadoras que ayuden a conservar y a incrementar las reservas de agua y una gestión integral del agua que involucre la participación de las poblaciones.

Una respuesta a este problema es el trabajo que Kevin Lane, investigador de CONICET, ha estado realizando en relación con el agua en los Andes. El viernes 20 de setiembre de este año, Kevin presentó la conferencia El Pasado del Agua en el Futuro: registro digital de represas prehispánicas en los Andes, en la Universidad Nacional Agraria La Molina, promovida por el profesor Roberto Ugas y organizaciones aliadas como Eclosio y Diaconía. La presentación se basó en la experiencia de Kevin y su equipo recuperando la represa de Ricococha Alta. Esta estructura fue construida por los huaylas y recuperada por los incas, fue clave frente fenómenos climatológicos que secaron los Andes en esos tiempos. Su rehabilitación se realizó con técnicas locales y geomembranas, que provee agua a comunidades en la Cordillera Negra, donde no hay glaciares. Kevin Lane destaca que estas represas prehispánicas, más económicas y resistentes a sismos que las modernas, ofrecen soluciones al cambio climático y podrían alimentar de agua para la agricultura, especialmente de pequeños productores en los Andes. Además, su rehabilitación preserva el patrimonio arqueológico y la historia de los pueblos.

Asimismo, Kevin resalta que recuperar algo que él llama “capacidad instalada” es una forma de resistencia frente a la idea de modernidad actual, donde el concreto, “el rey cemento”, tiene un lugar central para las poblaciones y, especialmente, para los decisores políticos. Programas como Sierra Azul, han construido represas “modernas” de concreto con la finalidad de proveer de mayor volumen de agua a las comunidades, no obstante, los resultados sobre su duración no han sido alentadores. A este respecto, el Sr. Alberto Gutiérrez Enciso, Jefe de la Oficina de Planeamiento, Presupuesto y Seguimiento de Sierra Azul, quien fue panelista en la presentación, manifestó que el programa está realizando esfuerzos para incorporar las represas prehispánicas en su planificación y está abierto a dialogar con estas experiencias. Por su parte, Laureano Del Castillo, presidente del Instituto de Promoción de la Gestión del Agua IPROGA, también panelista, habló sobre la necesidad de cambiar la mirada hacia el patrimonio arqueológico como los andenes, que deberían estar integrados al paisaje y a la actividad humana, en lugar de ser lugares intangibles. Esto, dice Laureano, implica tener una visión más integral y transdiciplinaria de la gestión del agua.

Finalmente, las y los estudiantes y docentes, y público en general, que asistieron a la conferencia mostraron su gran interés en el tema y reafirmaron la importancia de realizar más investigaciones para entender el aporte de la rehabilitación de estas represas en la salud hídrica y la reconfiguración de los ecosistemas.

Pensar, Actuar y Construir Juntos